El Real Madrid es un equipo fiable en las grandes citas. Acostumbrados a ganar finales en los últimos años y a imponerse sobre las adversidades, a mediados de septiembre si caían en Anoeta se les escapaban los líderes de la Liga española y se perdía el pistón de forma muy tempranera.
Pese a todas las adversidades (lesiones y mal arbitraje) el equipo de Zizou venció con autoridad a la Real Sociedad en un escenario complicado. El equipo blanco, (negro en Anoeta, pero clarividente en su fútbol) comenzó enmendando errores del pasado. Si ante Valencia y Levante su fútbol fue discreto, en San Sebastián recuperó el control del balón y tiró de jerarquía futbolística para buscar un gol rápido que les diese tranquilidad.
La Real Sociedad en su campo era un rival complicado y quedó demostrado desde el primer minuto. También, como hemos comentado, con un mal arbitraje (min 13) ya se había comido un penalti de Illarramendi sobre Theo Hernández. Wilian José, por la Real, fue el primero en avisar a Keylor Navas, aunque en la siguiente jugada quién golpearía sería el rey del gol (73 partidos consecutivos marcando) por medio de Borja Mayoral y tras una jugada extravagante que intentó Sergio Ramos (min 18) el Real Madrid ya tenía su tranquilidad deseada.
Sacar los tres puntos de Anoeta, eso sí, no fue un camino de rosas. El equipo de Eusebio empató la contienda (min 28) diez minutos después, tras un error majestuoso de Keylor Navas. De lateral a lateral y Kevin Rodríguez se convertía en el héroe de los txuri-urdin, el fútbol es así, vaya que si sería el héroe… El marcador volvía a quedar volteado (min 35), antes del descanso, por un error del propio Kevin Rodríguez y una jugada excelsa de Borjita Mayoral que demostraba en el césped querer tener el rol que tenía Morata en la pasada temporada. El quiebro de Mayoral es para guardarlo en las escuelas de fútbol base. Lo más cruel para la Real fue que en la jugada precedente Kevin, sí, Kevin la había estampado en el larguero de la portería del ‘tico’. El fútbol es así…
Antes del descanso pudo llegar el 1-3 madridista, pero Rulli es un porterazo y sacó varias paradas de mérito. La Real Sociedad salió como un tren de cercanías en la segunda mitad en busca del empate. Le puso, hay que decirlo, más carácter que fútbol y la pegada merengue de Gareth Bale decidió la contienda. El Real Madrid, antes del último gol, merodeó el área de Rulli en una ocasión verdaderamente clara para Borja Mayoral que la estampó en el lateral de la red tras un pase estratosférico de Marco Asensio en el que poco pudo hacer la defensa del equipo donostiarra.
Isco y Asensio, especial hincapié al segundo, mostraron un recital de como pasar un balón y fueron dos jugadores muy destacados en el encuentro. La obra culmen de Gareth Bale llegó cuando más se le necesitaba.
Bale le sacó la lengua a todos sus críticos que le acusaban de perder velocidad. Isco (min 60) entregaba un pase entrelíneas mirando al infinito para la carrera de una locomotora galesa que se fue de Kevin tras salir perdiendo la carrera y se la picó de forma excelsa a Rulli. Un gol fenomenal que lo necesitaba el galés para calmar unos pitos que para él “son cosas del fútbol y hay que cambiarlas con trabajo”, comentó tras el partido. Su celebración con Mayoral era la definición del partido merengue.
Se dio la talla en el complicado estadio de San Sebastián y se salvó la primera gran prueba de fuego de la temporada con holgura. El turbo galés está de vuelta y con muchas cosas que decir.